Hace ya un tiempo, recibí como regalo la Biografía del Silencio, un ensayo de Pablo d’Ors sobre su práctica personal de meditación. En cierto momento de la lectura, d’Ors utiliza la simbología de un iceberg como metáfora sobre el modo de afrontar los problemas. Para el autor, cuando se es consciente de un malestar, se está únicamente sobre la superficie del agua, desde donde puede verse la punta del iceberg. Más tarde, el trabajo personal requerirá de valentía suficiente para hundir la cabeza y ver lo grande que es aquello a lo que ha de enfrentarse.
De cualquier modo, aunque evidentemente el tamaño del iceberg importa, es indudable que, acercando una fuente de calor continua, tarde o temprano acabará por deshacerse. Por eso, es posible que tu iceberg sea muy grande en estos momentos, pero siempre puedes empezar acercando un poco de calor para sentirte mejor.
En este sentido, Hyōzan es un término japonés que significa iceberg y, desde niño, siempre he estado vinculado de alguna forma a este país, al que he podido viajar en varias ocasiones con motivo de mi práctica. Es por esto que decidí nombrar así el sitio web y ahora he querido compartirlo contigo.