En cierta ocasión, leí que Friedrich Nietzsche recomendaba no dar el mínimo crédito a ningún pensamiento que no hubiera surgido caminando al aire libre. Esta propuesta se ve respaldada por la American Psychology Association (APA), que recomienda el acompañamiento a través del Walk and Talk por la interacción que se crea entre los efectos beneficiosos del contacto con la naturaleza, el ejercicio físico moderado y la posibilidad de hablar sobre las preocupaciones que nos afligen.
Se sabe que el movimiento favorece la elaboración de los pensamientos y emociones, mientras que los sentidos y la atención son estimulados por el paisaje, invitando a la meditación y a la realización de ejercicios o dinámicas muy concretos cuando se torna necesario.
Podría decirse que el entorno predispone a la comunión harmoniosa entre la libertad, la flexibilidad y la introspección, repercutiendo en mayores cotas de relajación restaurativa, bienestar y resiliencia después de cada sesión.
Convencido de los beneficios de esta forma de acompañamiento y siendo conocedor de las características idóneas del lugar donde resido, ofrezco sesiones en parques y otras zonas verdes cercanas. ¿Hablamos y caminamos?